lunes, 3 de marzo de 2014

En el Cono Norte de Lima

Gestión Social en la Gestión del Riesgo de Desastres.

José Luis Amado
Asesor de la AMPE
La resiliencia, concepto tomado de la psicología, es la capacidad que deben tener las personas y  organizaciones para salir adelante luego de una situación crítica o desastrosa.  Aplicado este concepto a la gestión del riesgo de desastres que se enmarca en nuestra política nacional referente a este tema, creo que hay todavía mucho por hacer. Como es de conocimiento la Ley N° 29664 fue aprobada en el año 2011, precisamente el 19 de Febrero del 2011, y su Reglamento fue publicado el 28 de mayo del mismo año, es decir casi cuatro meses después. Esta ley que crea el Sistema Nacional de Gestión del Riesgo de desastres, determina responsabilidades a los Gobiernos Regionales y Gobiernos Locales. Lo cierto es que pese al tiempo transcurrido aún es muy poco lo que se ha avanzado para implementar esta ley del SINAGERD. Las razones son aún diversa y en esta juega un papel importante las instituciones técnicas de soporte a los gobiernos locales: INDECI y el CENEPRED. Para nadie es un secreto los gobiernos locales no se caracterizan por tener profesionales especializados y muchas de las demandas de esta ley están por este lado. Cómo sino se podría hacer la estimación del riesgo si no se cuenta con un equipo con conocimientos de ingeniería para la identificación de los peligros, la determinación del grado de exposición y finalmente las estimaciones de riesgo. Para el caso de sismos, deslizamientos, inundaciones, incendios esto es muy claro. Si a esta demanda técnica sumamos la impostergable capacidad de los gobiernos locales para conectarse adecuadamente con su población, entonces la cosa se pone peor. Los escenarios de trabajo que tienen los gobiernos locales son claramente dos: interno para consolidar su Grupo de Trabajo de Gestión del Riesgo de Desastres, donde presididos por el alcalde los principales gerentes de la municipalidad elaboran su plan anual de trabajo, en el tema de gestión del riesgo de desastres, no solo para tenerlo en blanco y negro sino sobre todo para ejecutarlo y por otro lado el gran frente externo, vinculado a la Plataforma de Defensa Civil, que necesariamente la municipalidad debe interactuar con las organizaciones vivas  de su territorio; club de madres, cocinas populares, asociaciones de vecinos, en fin cuanta organización exista en su territorio, para trabajar la reducción, la preparación, respuesta y rehabilitación todos estos procesos identificados en la ley y que constituyen responsabilidades de los gobiernos locales.  
Siete procesos de la Gestión del Riesgo de Desastres que son de responsabilidad, en la implementación y operatividad, del Gobierno Local
Como el primer frente depende directamente del gobierno local, es imprescindible que cuanto antes se constituyan los grupos de trabajo de gestión del riesgo de desastres y organicen el trabajo. Como saben el CENEPRED ya saco los lineamientos para la constitución de los grupos de trabajo mediante la RM N° 276- 2012 PCM el 24 de octubre del 2012, veinte meses después de que fuera aprobada la ley N° 29664.
Para el tema de la Plataforma de Defensa Civil creo que es indispensable una acción conjunta con la sociedad civil. Para esto es necesario capacidad, conocimientos, información.
Desde nuestra  perspectiva creo que las instituciones educativas, universidades, institutos, colegios juegan aquí un papel preponderante. Veamos por qué. Para el caso de Lima la totalidad de territorio ya está ocupado y los suelos tiene asignado ya un tipo de uso: vivienda, industria, comercio, etc. La población en general ya está asentada en un determinado territorio y es difícil, pero no imposible, que pueda retirarse por cuestiones vinculadas a la gestión del riesgo de desastre. Como ejemplo las viviendas ubicadas en la rivera del Rímac, que todos los años se afectan con la crecida, o la población que ocupa cursos de huaycos o deslizamientos que pese a haber sido afectados reconstruyen sus viviendas en el mismo lugar, para muestra Chosica en Lurigancho Lima. En consecuencia que se debe hacer sino prepararse para el desastre o como mejor se califica gestionar el riesgo.
El pasado noviembre proporcioné una propuesta de Plan de Trabajo para desarrollar el tema de la gestión del riesgo desde el ámbito privado vinculado a la universidad, concretamente la Universidad Cesar Vallejo. La idea es trabajar con diversos frentes: el universitario, las organizaciones vecinales y los municipios escolares. En principio existe el interés de llevarlo a cabo en el presente año y si esto camina tendríamos preparados mil voluntarios brigadistas en gestión del riesgo de desastres listos para actuar frente a la ocurrencia de un sismo severo. También sería posible, trabajando con las organizaciones vecinales, articular 10 iniciativas vecinales para presentarlas en el presupuesto participativo  2015 que sería producto de por lo menos diez proyectos de identificación de peligros y vulnerabilidades en los distritos del cono norte con los cuales se trabajaría.
De concretarse este proyecto será un importante aporte del sector privado a mejorar las condiciones  de respuesta frente a un desastre en la ciudad más importante del país: Lima
La meta es ambiciosa y solo será posible si el sector privado se involucra y participa con recursos para realizar este trabajo. Se requiere formar los brigadistas universitarios, se requiere interactuar con las organizaciones vecinales y trabajar con los grupos organizados de cuarto y quinto de secundaria que constituyen los municipios escolares.  Los objetivos específicos de esta propuesta son, en primer lugar formar brigadistas en gestión del riesgo de desastres en tres ámbitos del cono norte de Lima: Estudiantes de la Universidad Cesar Vallejo, Líderes de los municipios Escolares y Líderes de los grupos y asociaciones de viviendas. En segundo lugar nos interesa sensibilizar a los pobladores del cono norte de Lima en la necesidad de mejorar la resiliencia para enfrentar los desastres, en especial el sismo severo. Finalmente el tercer objetivo específico de esta propuesta es preparar, a la población organizada, para participar activamente en la identificación de peligros y vulnerabilidades de los barrios del cono norte de Lima.Para esto existen experiencias importantes, como la desarrollada por la Municipalidad de Villa El Salvador, donde se ha identificado un sector del distrito para trabajar la gestión del riesgo de desastre a través de la participación de organizaciones privadas en alianza con el gobierno local. La experiencia en el distrito de Villa El Salvador se inició en el año 2012 y concluirá en diciembre del presente año. Esta lección creo que es importante para identificar las experiencias valiosas para la réplica y sobre todo la identificación de lo que no funcionó para aprender del proceso y mejorarlo. No todos los distritos de Lima cuentan con estudios de microzonificación, tan valiosos para determinar la calidad de los suelos para, en función a estos, decidir qué hacer.

Lima Norte presenta un 21%  de la población en condición de pobreza y diez distritos del cono  norte se beneficiarán si se inicia el proyecto con la Universidad Cesar Vallejo.
Por eso es bueno que el Ministerio de Vivienda continúe con los distritos que faltan de manera que toda Lima cuente con estudios de microzonificación. Recientemente en el encuentro de municipalidades desarrollada en el distrito de Túpac Amaru Inca- Pisco Ica los alcaldes se pronunciaron en la necesidad de que el gobierno nacional destine recursos para realizar estudios de microzonificación sísmica a las principales ciudades ubicadas en la costa del país. El reto es grande pero justo, no hay población de segundo nivel todas tienen derecho a la vida y la información técnica es la garantía para conocer las condiciones de uso del suelo de cada territorio más aún si esta se encuentra en la franja costera ocupada por el 73% de la población nacional. En este último encuentro de Túpac Amaru Inca Pisco también se repite el pedido de los gobiernos locales para que INDECI y el CENEPRED finalmente asuman su rol de acompañamiento y asistencia técnica que permita que se pueda implementar los siete procesos de la gestión del riesgo de desastres que la Ley N° 29664 establece.