martes, 29 de octubre de 2013

Ley de delitos Informáticos

José Luis Amado
Asesor de la AMPE
El congreso aprueba nueva desaguisada ley que atenta contra derechos fundamentales.
Este 22 de octubre se aprobó en el congreso de la república una nueva ley de delitos informáticos. Se trata de una ley de 10 artículos que atacan a los delitos informáticos que fue aprobado por el congreso de la república y que tiene cosas bastante inexplicables. Los delitos informáticos considerados son fundamentalmente cuatro: suplantación de identidad, acoso de menores por medios informáticos, uso de equipos y fraude informático, en esencia busca que la información, como bien jurídico, sea protegido. La intención es buena y nadie estaría en contra pero lo grave son los articulados que se colocaron cambiando lo ya existente a nivel internacional.  Lo peor de todo es que la legislación peruana ya tenía, en su mar normativo, desde hace trece años, legislación aplicable a estos casos, mejor aún ya en el marco internacional hace doce años se estableció en Budapest el acuerdo de Cibercrimen que muchos países ya han suscrito y que, a pesar del tiempo transcurrido el Perú aún no lo ha hecho y ha optado por salirse por la tangente haciendo una versión nacional a través de esta reciente y muy confusa ley aprobada. Al parecer posteriormente el MINJUS,  intentará adherirse al acuerdo de Budapest.  Con esto nuevamente nos aislamos del concierto internacional normativo ya que la ley promulgada tendrá quizás solo una aplicación funcional a nivel nacional. Aquí salta la gran pregunta: Por qué hace esto nuestro congreso. Si bien la versión aprobada fue la presentada por el Ministerio de Justicia lo que se discutió en el pleno fue el dictamen Bengolea- por cierto hartamente cuestionado por la sociedad civil- y que entro a discusión en el congreso el 12 de setiembre. Lo raro es que aprovechando un cuarto intermedio en pleno desarrollo del pleno, el congresista Chejade introduce esta propuesta del MINJUS y luego cuando se reinicia la sesión es aprobada por nuestros legisladores sin percatarse de que no es la versión ampliamente discutida en comisión y conocida como el dictamen Bengolea.
La pregunta sin respuesta es cómo el congreso de la república puede aprobar un ley que nueve páginas que ni siquiera se había debatido y que mas aún fue introducido, aprovechando el cuarto intermedio que se dio en la discusión del dictamen de la comisión Bengolea.  Es importante remarcar que esta ley puede atentar contra la  libertad de expresión.
Tremendo cuestionamiénto a la efectividad del vapuleado congreso de la república. Por lo pronto ya es evidente para muchos congresistas que lo que aprobaron no es lo que se conocía fruto del trabajo de la Comisión Bengolea sino un proyecto enteramente impulsado por el MINJUS en consecuencia se espera que sobre la marcha se pongan a trabajar para corregir este desaguisado proyecto. Solo nuestros trasnochados congresistas se le puede pasar un proyecto totalmente distinto a lo  trabajado por la comisión y, para remate, aprobarlo por unanimidad: 84 votos a favor y ninguno en contra. Que vergüenza.  Mientras es urgente hacer por lo menos dos cosas:  presentar la acción de  inconstitucionalidad de esta ley y la sociedad civil organizada presentar sus reclamos mas enérgicos- entre estos el de la AMPE que esta comprometida con libertad, acceso a la información y el tema de la transparencia- y finalmente ya es tiempo que el estado peruano suscriba el acuerdo internacional de Budapest sobre Cibercrimen que a la fecha lo suscribieron todos los países europeos, Estados Unidos y algunos países latinoamericanos.
La AMPE que representa a todos los gobiernos locales a nivel nacional se unirá a la corriente mundial para combatir la ciberdelincuencia, sin lugar a dudas, pero no a costo de nuestros derechos fundamentales. Esta mala ley perjudicará a mucha gente que pueda acceder a información y pueda publicar información. No nos olvidemos que la libertad de prensa y la libertad de expresión es la base de la actual democracia moderna. Por eso diremos con firmeza, no a este tipo de leyes ni menos a la forma  como, inexplicablemente, se pudo aprobar esta  ley en nuestro congreso de la república.